La familia española ha experimentado transformaciones radicales a lo largo de este siglo como consecuencia de los cambios demográficos, pero también debido a las mutaciones en la estructura socioeconómica y laboral de la sociedad y en su sistema de valores. El cambio fundamental, al igual que en la mayoría de las naciones europeas, es la transición desde una unidad familiar extensa, representativa de las sociedades rurales agrarias, a un modelo nuclear, formado por una pareja casada y los hijos, más en consonancia con el tipo de sociedad industrial urbana.
La familia se fundaba, y todavía se funda en la mayoría de los casos, sobre la institución del matrimonio, que todavía hoy se realiza de acuerdo con los ritos católicos, aunque en los últimos años se ha incrementado el número de ceremonias exclusivamente civiles. La cantidad total de matrimonios ha variado poco en lo que llevamos de siglo y generalmente fluctúa entre 7 y 8,5 al año por cada 1.000 habitantes.
No obstante, se ha observado en los últimos años una fuerte disminución en el número de matrimonios coincidiendo con la caída en el número de nacimientos. Desde 1977, el número de matrimonios ha bajado hasta un 6,6 por mil en 1979 y un 5,6 por mil en 1989.
Esta notable disminución en el número de matrimonios es similar a los datos de otros países de la Comunidad Europea. En la actualidad, en España se registra el menor número de matrimonios de los países de la C.E. o de los Estados del Consejo de Europa, con la única excepción de Suecia. Por el contrario, la práctica de la cohabitación se ha visto incrementada, aunque es todavía insignificante y bastante inhabitual, a pesar del hecho de que cada vez está más aceptada socialmente.
La edad para primeros matrimonios ha variado también en concordancia con los patrones europeos. Era relativamente avanzada durante las primeras décadas del siglo (entre 27,8 y 28,4 años de edad para los hombres y entre 24,6 y 25,2 para las mujeres en el periodo de 1901 y 1935) pero aún lo fue más durante la Guerra Civil en adelante, alcanzando 29,7 años de edad en los hombres y 26 en las mujeres entre 1941 y 1945. Desde entonces en adelante, y como consecuencia de las mejoras socioeconómicas, la edad a la que se casaba por primera vez descendió lenta y progresivamente a los 26 años para los hombres y 23,5 para las mujeres, de 1976 a 1980. Entre 1981 y 1985, se ha observado que la gente se casa otra vez a una edad más madura, al igual que en los estados europeos, como consecuencia de la crisis económica y la nueva serie de valores con respecto al matrimonio y la pareja.
La pronunciada caída en el número de matrimonios en estos últimos años indica que la edad de matrimonio se ha disparado de nuevo. Los datos disponibles de otros países europeos muestran que la edad media para el matrimonio en ambos sexos se ha incrementado en uno o dos años, siendo estos consecuencia de problemas económicos más serios, especialmente el del desempleo juvenil.
La caída en las tasas de nacimientos ha afectado directamente el tamaño de las familias que ha disminuído de 4 miembros en 1960 a 3,5 miembros en 1991, cifra que, según todos los indicios, continuará bajando en los próximos años. La proporción de familias uniparentales (algo menos del 10% del total en la actualidad) se ha incrementado.
Aparecen otras variaciones en el modelo de familia española pero son todavía demasiado recientes para merecer un análisis cuantitativamente significativo. La legislación que autoriza el divorcio es bastante reciente (el divorcio se regularizó en España en 1981), y el porcentaje de divorcios es muy bajo (0,5 por mil en 1986 y 0,9 por mil en 1990) si lo comparamos con otras sociedades europeas que prácticamente lo triplican.
La proporción de niños nacidos fuera del matrimonio es también menor en España que en otros países de la C.E.E. España registra sólo un 5% mientras que esta cifra alcanza un 36% en Dinamarca y un 50% en Islandia, Noruega y Suecia.